El uso exitoso de los bombarderos B-2 y los misiles Tomahawk para destruir las instalaciones nucleares en Irán no ha disminuido el interés de la administración Trump en la diplomacia cuando se trata de Corea del Norte. Pero la acción militar estadounidense en el Medio Oriente probablemente ha reforzado la opinión del régimen de Kim Jong-un de que sus programas nucleares y de misiles son clave para su supervivencia.
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