Ha surgido un atleta de élite de Madrid después de pasar 500 días aislados en una cueva sin ningún contacto externo.
El atleta, el montañero, el escalador y el espeleólogo Beatriz Flamini ingresaron a la cueva en la provincia de Granada, Andalucia, el 20 de noviembre de 2021 y emergieron ayer, 14 de abril.
Fue monitoreada y grabada durante toda la experiencia para una serie documental sobre aislamiento extremo.
Fue Beatriz quien contactó a la productora Dokumalia hace dos años y se ofreció a asumir el desafío.
También se ofreció como voluntaria para participar en varios estudios científicos destinados a evaluar las repercusiones mentales y físicas de las condiciones extremas que enfrentaría durante su tiempo bajo tierra.
Los medios de comunicación en España informan que Beatriz ahora ha roto el récord mundial por la estadía más larga en una cueva completamente sola bajo tierra sin ningún contacto con el mundo exterior o cualquier referencia al tiempo.
El registro anterior fue celebrado por la mujer italiana Christine Lanzoni, quien pasó 269 días dentro de un laboratorio subterráneo en 2007.
La cueva en la que Beatriz pasó más de un año se encuentra en Costa Tropical, tiene 70 metros de profundidad y no se ve a la luz del sol.
La portavoz del proyecto “Timecave”, Elena Mera, explicó que la atleta de élite “habrá tratado de calcular el tiempo de alguna manera, pero realmente no sabe qué día es o qué ha sucedido afuera”.
Durante su tiempo bajo tierra, Beatriz no habría sido consciente de la invasión rusa de Ucrania o la muerte de la reina Isabel II.
La serie documental de su experiencia mostrará sus comidas, ejercicios, días buenos y malos, problemas y dificultades, y cambios en su cuerpo y mente, entre otras cosas.
Julio Santiago de la Universidad de Granada ha participado en el proyecto que estudia cómo el aislamiento social y la desorientación temporal extrema afectan la percepción del tiempo.
Los grupos de investigación de la Universidad de Almería también han estado involucrados, estudiando los posibles cambios neuropsicológicos y cognitivos provocados por el desafío extremo.
Un equipo suministró a Beatriz comida y agua sin cruzar caminos o mantener la comunicación con ella durante su tiempo bajo tierra, durante el cual leyó 60 libros.
La profesora de psicobiología Maria Dolores Roldan explicó que las cuevas son un ambiente hostil, ya que no hay referencia visual o de sonido, siempre hay el mismo silencio, la misma oscuridad o la misma gota de agua que cae.
Explicó que Beatriz tendrá problemas con la memoria, la toma de decisiones, la atención y la concentración, el tiempo de reacción, la abstracción y las habilidades de razonamiento, y se sentirá más lenta y errática debido a su tiempo a solas en la oscuridad.