Cuando los organizadores van a los problemas y los gastos de organizar un importante torneo internacional de ajedrez, es costumbre reservar una ranura o dos en el campo para un favorito local que puede no haber calificado solo por calificación o reputación. Se espera que los invitados de cortesía aumenten el interés local y tal vez le den a los mejores semillas la pelea difícil ocasional.
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