Maria Robertson-Justiniano vivía una vida de ‘cuento de hadas’ con su esposo e hijo en Chicago cuando golpeó la tragedia.
En 2018, su esposo Alex murió inesperadamente, destrozando su mundo y colocándola en un nuevo camino, uno que eventualmente la llevaría a España.
Incapaz de imaginar quedarse en los Estados Unidos, María decidió comenzar de nuevo.
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En 2022, cuatro años después de la muerte de Alex, ella y su hijo de 14 años, Lucas, dejaron todo y se mudaron a Valencia, la ciudad española en la que nació su madre.
Hablando con CNN ViajesMaría dice: “Valencia nos ha ayudado a sanar”.
Si bien había pasado tiempo allí antes e incluso vivió en la ciudad brevemente de unos 20 años, nunca había considerado convertirlo en su hogar permanente, hasta que la vida la obligó a repensar todo.
Comenzar de nuevo no fue fácil. María vendió su casa, muebles y renunció a su trabajo para comenzar el proceso de inmigración.
Lo que siguió fue un viaje difícil lleno de obstáculos burocráticos.
Ella admite que el viaje de reubicación no fue fácil de ninguna manera, señalando los muchos ‘obstáculos’ que yacían ante ella, pero pudo ver luz al final del túnel.
Maria advierte que muchos romantizan la idea de mudarse a España, y la gente tiende a creer que todo está soleado y fácil.
La realidad, dice, es bastante diferente. Su primer intento de comprar una casa en Valencia cayó, y no pudo asegurar una visa de oro.
Afortunadamente, había comenzado el proceso de obtener la ciudadanía española mientras aún estaba en los Estados Unidos, un proceso que llama una ‘pesadilla’, a pesar de ser fluido en español.
Pero una vez que ella y Lucas finalmente llegaron, se sintió como llegar a ‘la tierra prometida’.
Tres años después, María dice que la medida le ha dado una sensación de paz.
Ella cree que ahora es una persona más tranquila, ya que Valencia le ha permitido alejarse del constante estado de estrés en el que había estado viviendo.
Ella también cree que su hijo es más seguro en España. “No me preocupa que él vaya a la escuela”, dice, y señala que la falta de propiedad generalizada de armas fue un gran incentivo para abandonar los Estados Unidos.
Si bien reconoce que el crimen puede ocurrir en cualquier lugar, su hogar en Valencia fue robado, se siente más a gusto.
“Aquí, puedo correr a las 10 p.m. en verano y no sentirme inseguro”.
Mientras María y Lucas han abrazado su nueva vida, advierte que Valencia está cambiando.
El costo de vida está aumentando, y ha visto una afluencia de expatriados estadounidenses.
Hace veinte años, María rara vez escuchó un acento estadounidense, pero ahora hay una gran comunidad en la ciudad.
Decidido a ayudar a otros a navegar por el complejo proceso de mudanza, Maria ha lanzado un negocio de reubicación, Valencia Vibes Relocation, con el objetivo de facilitar la transición para aquellos que esperan establecerse en España.
Su principal consejo para otros que consideran un movimiento es ‘estar preparado’, particularmente con respecto a las finanzas.
A pesar de los desafíos, María dice que no se arrepiente, alegando que fue la “mejor decisión” que ha tomado.