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Jefe de policía del Consejo de Orihuela, solo días después de una acción disciplinaria

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Jefe de policía del Consejo de Orihuela, solo días después de una acción disciplinaria


Jefe de policía del Consejo de Orihuela, solo días después de una acción disciplinaria

En un giro lleno de ironía, el gobierno de la coalición de Orihuela propone honrar públicamente al comisionado de policía local José María Pomares, solo días después de lanzar procedimientos disciplinarios contra él por presunta presunta mala conducta.

En la sesión plenaria del jueves, el equipo de gobierno presentará una propuesta para otorgar a Pomares varios reconocimientos oficiales por su retiro, incluido el Diploma de Jubilación y las Cruces para el mérito policial y profesional.

La propuesta elogia su “conducta ejemplar” y “carrera profesional excepcional”, un lenguaje que contrasta fuertemente con el reciente movimiento del Ayuntamiento para dejarlo de lado bajo una nube de controversia.

La propuesta de honores, presentada por el concejal de la seguridad ciudadana Mónica Pastor y respaldada por el jefe de policía interino Rubén Selma (reemplazo temporal de Pomares), se produce en medio de una pelea muy pública entre el Comisionado y el Ayuntamiento.

Aunque Pomares había solicitado permanecer en un servicio activo hasta los 67 años, se vio obligado a jubilarse temprano, a partir del 18 de septiembre, y en estado de “vacaciones” mientras tanto. En respuesta, Pomares acusó al pastor y alcalde Pepe Vegara del acoso en el lugar de trabajo, un reclamo reducido por una investigación interna a una mera “disputa laboral”.

A pesar de esto, el Consejo de la Ciudad ahora busca felicitar formalmente a Pomares por “toda una vida de dedicación al servicio público y la defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos”, un tributo que parece casi teatral dados los acontecimientos recientes.

Además de la ironía, el proceso disciplinario incluye medidas típicamente reservadas para funcionarios deshonrados. Pomares ya ha sido despojado de su uniforme, insignia, arma, vehículo de servicio, teléfono municipal y acceso a la computadora. Fue reasignado, contra su voluntad, a un puesto civil como técnico de administración general, redactando las ordenanzas de seguridad en lugar de los principales oficiales.

La ceremonia de reconocimiento, programada para el 8 de septiembre durante la Fiesta de la Virgen de Monserrate, cae solo diez días antes de la jubilación impugnada de Pomares. Este evento anual generalmente celebra los logros policiales, aunque este año, no se otorgará ningún diploma de recomendación pública, una ausencia conspicua en una alineación de honores ya incómoda.

Si bien los reconocimientos no tienen recompensa financiera, el espectáculo político que los rodea es rico en contradicción. Lo que comenzó como consecuencias disciplinarias ahora se convierte en farsa, con el ayuntamiento desacreditando y decorando a uno de sus oficiales más altos.

Queda por ver cómo la sesión plenaria navegará esta paradoja. Pero una cosa es segura: la coalición de Orihuela ha logrado convertir una ceremonia de jubilación en una clase magistral en mensajes mixtos.



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