El rey Felipe VI y la reina Leticia visitaron ayer la isla canaria de La Palma, para reunirse con trabajadores de emergencia y residentes que quedaron sin hogar desde la erupción volcánica del domingo.
El volcán continúa arrojando grandes cantidades de lava, que fluye por la ladera de la montaña, destruyendo Destruir casas y comunidades en su camino.
Hasta ahora, casi 6,000 residentes se han visto obligados a huir de sus hogares debido al flujo de lava del Cumbre Vieja.
Según las autoridades de la isla, más de 350 edificios han sido envueltos por la lava que cubre un área de unas 166 hectáreas de tierra.
La cuestión de reubicar a los residentes, muchos de los cuales han perdido sus pertenencias de su vida, se convertirá en una importante, ya que las propiedades afectadas no se pueden construir nuevamente.
Hablando en una conferencia de prensa en el El Fuerte Los cuarteles del ejército, donde muchos residentes recibieron refugio de emergencia, el rey Felipe habló de su “solidaridad, calidez y afecto” que comparte con todos los españoles para la gente de La Palma.
“Costará mucho volver a la normalidad, pero La Palma tendrá éxito”, agregó.
El departamento de vivienda pública de la isla ha anunciado la adquisición de 280 nuevas viviendas de compilación que han sido destinadas a reubicar a algunos de los residentes afectados.
Una estimación inicial del costo del daño es de 100 millones de euros, una cifra que está destinada a aumentar a medida que continúen las erupciones y los flujos de lava.
Justo ayer, el jueves 23 de septiembre, el Instituto Volcanológico de las Islas Canarias informó una serie de explosiones poderosas.
La última vez que estalló el volcán en 1971, las erupciones continuaron durante aproximadamente un mes.