Alrededor de 100 manifestantes rodearon a los turistas que cenaban en una terraza al aire libre en Palma durante casi una hora ayer por la noche, acosándolos con cantos y golpes.
La confrontación ocurrió en el Promenade Born y Plaza de Las Tortugas, ya que una manifestación más grande contra la saturación del turismo estaba cerca.
Los manifestantes, armados con silbatos y tambores improvisados, se movieron a través de las áreas peatonales cantando Fora Turistes Dels Nostres Carrers (Turistas fuera de nuestras calles) y Guiris se va a casa en Inglés.
Muchos turistas sorprendidos abandonaron sus comidas y bebidas cuando la multitud se acercó, aunque obstinadamente algunos permanecieron sentados y se negaron a ser intimidados.
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Las acciones hostiles obligaron a la policía a apresurarse y establecer un cordón de seguridad para evitar incidentes físicos entre locales y turistas.
Se escuchó a los turistas confundidos preguntando qué estaba sucediendo cuando la protesta se desarrolló a su alrededor.
Los oficiales de policía se posicionaron estratégicamente en toda el área, y el único incidente grave ocurrió cuando algunos manifestantes arrojaron agua a los oficiales.
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El incidente de la terraza fue parte de una manifestación más grande que atrajo a aproximadamente 8,000 personas a través de las calles de Palma, exigiendo acciones contra la sobresaturación del turismo y los problemas de vivienda que afectan a los locales.
La marcha más amplia procedió en una atmósfera en gran medida festiva, con los incidentes de la terraza que representan los momentos más confrontativos de la noche.
Las protestas reflejan las crecientes tensiones en las islas Baleares sobre el impacto del turismo de masas en las comunidades locales, con los residentes cada vez más vocales sobre el hacinamiento y la escasez de viviendas que atribuyen al auge del turismo.
Después de más de una hora de manifestaciones en las áreas de comedor, los manifestantes finalmente se dispersaron, permitiendo que el servicio normal reanudara los establecimientos afectados.
Los incidentes han generado fuertes críticas del gobierno catalán, con el vicepresidente Antoni Costa condenando el acoso de los turistas en el programa Al DIA de IB3 Ràdio.
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“El gobierno catalán condena y rechaza a la minoría que hostigó a los turistas”, dijo Costa, enfatizando que, si bien el comportamiento era de un grupo pequeño, era “inaceptable” que los participantes diacetes “turistas o residentes” que estaban cenando pacíficamente.
Costa enfatizó que la gran mayoría de los manifestantes se demostraron pacíficamente y expresaron el “respeto total y absoluto” del gobierno por su derecho a protestar.
Sin embargo, defendió las políticas turísticas de la administración, alegando que había aprobado “la ley de decretos de turismo más restrictiva de la historia” al congelar espacios de alojamiento turístico y prohibir los alquileres turísticos en edificios residenciales.
El vicepresidente reconoció que algunos pueden considerar las medidas “insuficientes”, pero insistió en que su gobierno había tomado más medidas que su predecesor, que según él había autorizado a 115,000 espacios de alojamiento turístico al tiempo que daba “rienda suelta” a los alquileres ilegales.
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A pesar de las protestas que pidieron restricciones turísticas, Costa sostuvo que “abandonar el turismo sería una locura” para las islas Baleares.
“Somos una comunidad turística y estamos orgullosos de ello”, argumentó, y señaló que sería un “autoengaño” pensar que las islas podrían sobrevivir sin turismo.
Admitió que no todo se había hecho bien, señalando una disminución del PIB balear en los últimos 20 años, pero insistió en que el gobierno tenía como objetivo cambiar el patrón de crecimiento “pero no el modelo”.
La controversia también ha generado críticas de los hoteleros, que creen que el propósito de la marcha del domingo ‘ha sido borrosa’ por los incidentes de confrontación que involucran a los turistas.